Para seguir siendo competitivas en el mercado actual, que avanza a un ritmo implacable y está en constante expansión, las empresas deben pensar detenidamente en los productos que desarrollan y cómo los desarrollan, iterando continuamente sus procesos para mantener una ventaja competitiva. Una estrategia de desarrollo de productos perfeccionada es un esfuerzo holístico y de colaboración cruzada con la capacidad de ayudar a cualquier organización a sortear eventos climáticos imprevistos o cambios en el mercado.
Los consumidores tienen acceso a más información que nunca para comparar productos y marcas. El ritmo implacable de los avances tecnológicos puede significar que es posible que incluso la empresa emergente más innovadora descubra que un producto que alguna vez fue exitoso, de repente se queda atrás o pasa a ser obsoleto. Y en el caso de instituciones existentes que cuentan con la lealtad de los consumidores a la marca, los productos actuales podrían no ser suficientes para seguir haciéndolas competitivas a largo plazo.
Con la aparición de nuevos mercados y funcionalidades casi de la noche a la mañana, el desarrollo de productos no puede ser un proceso ciego. Las empresas exitosas fusionan prácticas de desarrollo de productos con estrategias comerciales generales para garantizar innovaciones sustentables que resuenen de manera eficiente y sostenible con los clientes, tanto en los mercados existentes como entre las nuevas audiencias objetivo.
Una buena estrategia de desarrollo de productos puede serle útil para:
Tradicionalmente, han existido tres formas distintas para que una empresa crezca a través del desarrollo de productos:
Pero ofrecer un mejor producto, o fabricar uno a un costo menor, es solo una pequeña parte de una estrategia de desarrollo de productos exitosa. Hoy en día, hasta la mitad de todas las empresas y el 70 % de las empresas con mejor rendimiento emplean software desarrollado internamente para diferenciarse en mercados saturados. A medida que más empresas se convierten en empresas de software, una estrategia de desarrollo a largo plazo que priorice la retroalimentación continua y el valor organizacional central es clave para el éxito.
Si bien es posible que cada organización utilice plantillas ligeramente diferentes, y ciertamente no existe una estrategia universal para garantizar la comercialización exitosa de una idea, el proceso de desarrollo de productos incluye siete pasos en común.
Por lo general, estas medidas deben emprenderse por un equipo de desarrollo dedicado o a través de una asociación de desarrollo de productos con una empresa de consultoría experimentada y especializada. El objetivo es sistematizar el proceso de desarrollo desde la lluvia de ideas hasta el lanzamiento, definiendo puntos de referencia críticos y permitiendo la colaboración entre departamentos, así como la revisión por parte de múltiples stakeholders. Estas siete etapas del desarrollo de productos son:
Al priorizar los objetivos estratégicos a largo plazo y las competencias básicas establecidas, una empresa debe realizar una lluvia de ideas sobre nuevas iniciativas, productos o características de productos. Durante esta fase, los esfuerzos de colaboración cruzada deben centrarse en la ideación y la iteración. Teniendo en cuenta las necesidades del cliente y las fortalezas de la empresa, el equipo de productos genera conceptos de producto. Luego, considerando las opiniones de varios departamentos y líderes empresariales, se examinan esas ideas para garantizar que solo avancen las que estén más en sintonía con los objetivos de la organización.
Durante esta fase, la idea del nuevo producto se sitúa en el contexto del mercado actual. Las empresas pueden realizar estudios de mercado relacionados con su nueva característica o línea de productos, solicitar retroalimentación de los clientes o participar en grupos focales. Durante este proceso, una empresa debe investigar exhaustivamente productos similares y estudiar a fondo la ventaja competitiva del nuevo producto frente a otras ofertas para pronosticar con precisión la cuota de mercado futura. Todo este esfuerzo culmina en la validación de la nueva idea, ayudando así a los líderes empresariales a identificar cómo funcionará el producto.
Una vez validada la idea, comienza la fase de planificación del proceso de desarrollo del nuevo producto. Es posible que esta implique la colaboración entre el equipo de diseño del producto, el de gestión de proyectos, ventas y otros departamentos a medida que la empresa crea una hoja de ruta detallada sobre cómo se desarrollará y desplegará el nuevo producto. Esto podría incluir planes para integrar la nueva idea a los productos actuales o a las estructuras empresariales existentes. Dependiendo del producto, esta fase también puede implicar la elaboración de representaciones transparentes (wire-framing) y modelos, así como el cálculo del precio de los materiales o del espacio en el servidor.
Un prototipo es un paso crucial en el proceso de desarrollo de productos. A menudo, las empresas construyen varios prototipos y realizan cambios significativos en sus planes originales a medida que ensamblan un modelo de su producto final. Ocasionalmente, puede ser necesario crear algunas variaciones con diferentes características, materiales o capacidades.
El objetivo final debe ser crear lo que se denomina un producto viable mínimo (MVP, sigla de minimum viable product). El MVP es la versión más básica del nuevo producto sin la mayoría de las integraciones o características extensas que se podrían agregar con el tiempo. Este se convertirá en la muestra a medida que se consigan materiales y proveedores para la producción en masa. En aplicaciones de software, es recomendable e importante probar el prototipo con los usuarios finales para garantizar una experiencia de usuario adecuada.
Durante esta fase, una empresa reúne materiales y contratos con socios, si corresponde, para crear un plan detallado para la producción real. Dependiendo del alcance y la naturaleza del producto, esto podría ser tan simple como contratar más ingenieros o tan complejo como implementar nuevos procesos de cadena de suministro en toda la organización.
Aquí es donde un equipo de gestión de productos se vuelve cada vez más importante, ya que el abastecimiento puede requerir una amplia colaboración entre proveedores y en múltiples procesos. En casos de necesidades complejas de abastecimiento y fabricación globales, una empresa puede optar por emplear software o bases de datos creados específicamente para la tarea.
Durante esta fase anterior al lanzamiento, una empresa debe calcular el costo total de su producto durante un ciclo de vida predeterminado del producto para verificar el precio minorista y el margen bruto de su nueva iniciativa. La consideración detallada del valor del negocio, el valor del cliente y el valor del producto debería ayudar a guiar y simplificar la fase de cálculo de costos, ya que estos factores ayudan a facilitar una estimación precisa del retorno de la inversión.
Luego de un largo proceso de diseño, es hora del lanzamiento del producto. Antes del lanzamiento y durante el proceso de planificación, se habrá desarrollado una estrategia de marketing para garantizar que los clientes objetivo tengan acceso al nuevo producto y que se hayan activado los canales de distribución pertinentes.
Un buen desarrollo de productos da prioridad a la producción o despliegue a tiempo y dentro del presupuesto. Un excelente desarrollo de productos da prioridad a los resultados basados en el valor a lo largo de la vida útil del producto.
Antes de considerar cómo implementar el proceso de desarrollo de productos, es importante dar un paso atrás y evaluar las competencias básicas de una empresa y las posibles necesidades a largo plazo.
Puede serle de utilidad clasificar estas ventajas (por ejemplo, la capacidad de desplegar software rápidamente o un sólido abastecimiento estratégico) para obtener una idea más profunda de la situación de la empresa. Algunos investigadores recomiendan representar estas variables en un gráfico simple según su importancia estratégica y su solidez actual en la empresa.
A medida que comienzan las primeras fases del proceso de desarrollo de productos, las organizaciones deben sopesar cómo responderán sus hojas de ruta de productos y medir tres tipos cruciales de valor:
Dar seguimiento a estas métricas puede ayudar a una organización a elaborar un plan sistemático para priorizar productos y características. Incluso los productos más populares no tendrán éxito a largo plazo si agotan los recursos o no se alinean con los objetivos más amplios de la empresa. Estos tres indicadores de valor son tan importantes luego del lanzamiento de un producto como durante las sesiones iniciales de lluvia de ideas. Probar un producto y evaluar cuidadosamente su éxito debería ser un resultado continuo y permanente, más que el paso final de su desarrollo.
Históricamente, es posible que probar las estrategias de desarrollo de nuevos productos haya sido la última fase de un proyecto. Pero en el panorama actual, los líderes empresariales inteligentes iteran para proporcionar pruebas continuas y basadas en el valor a lo largo de la vida útil de un producto.
La última fase de una buena estrategia de desarrollo de productos es abierta. Implica la recopilación periódica de datos para analizar cómo los productos reflejan los objetivos comerciales más amplios de una empresa. Esto puede incluir solicitar retroalimentación a través de las redes sociales, dar seguimiento interno a la retención a medida que los clientes usan el nuevo producto o auditar periódicamente el producto para garantizar que está capturando el mejor valor posible tanto para los consumidores como para la empresa.
Los líderes empresariales actuales deben replantearse las competencias, las operaciones, el diseño y la secuencia de los flujos de trabajo de principio a fin, de forma que desbloqueen, conecten y utilicen los datos donde sean más eficaces.
IBM Engineering Lifecycle Management (ELM) es una completa solución de ingeniería integral que se sitúa a la vanguardia del mercado. Lo guía perfectamente desde los requisitos hasta el diseño de sistemas, el flujo de trabajo y la gestión de pruebas, y amplía la funcionalidad de las herramientas ALM para un mejor desarrollo de sistemas complejos. Al adoptar una visión integral de todo el ciclo de vida del producto, lo que permite establecer una base digital para la trazabilidad de los datos, puede realizar un seguimiento más sencillo de los cambios para minimizar el riesgo y reducir los costes.