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Una fila interminable de elegantes servidores negros del suelo al techo con una red de luz azul brillante que los conecta entre sí.

Publicado:  18/12/2023

Colaboradores: Tim Mucci, Cole Stryker

¿Qué es la superinteligencia artificial?

La superinteligencia artificial (ASI) es un hipotético sistema de inteligencia artificial (IA) basado en software con un alcance intelectual más allá de la inteligencia humana. En el nivel más fundamental, esta IA superinteligente dispone de funciones cognitivas de vanguardia y capacidades de pensamiento muy desarrolladas, más avanzadas que las de cualquier ser humano.

Si bien ASI sigue siendo un estado futuro hipotético, hay varios procesos tecnológicos que tenemos hoy en día que forman los componentes básicos de ASI. Pero primero, para ilustrar lo lejos que está la ASI de este momento, vale la pena mencionar que el nivel actual de IA a menudo se denomina inteligencia artificial estrecha (ANI), IA débil o tecnologías de IA limitada. 

La IA débil destaca en tareas específicas como jugar al ajedrez o traducir idiomas, pero no puede aprender nuevas habilidades ni desarrollar una comprensión profunda del mundo. Se basa en algoritmos y datos preprogramados y requiere intervención humana para funcionar.

No todos los pensadores coinciden en la viabilidad de algo como una ASI. La inteligencia humana es el producto de factores evolutivos específicos y puede no representar una forma óptima o universal de inteligencia. Además, el funcionamiento del cerebro aún no se conoce del todo, por lo que es difícil recrearlo mediante software y hardware.

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¿Es posible la superinteligencia artificial?

Un gran paso hacia el desarrollo de una ASI sería crear una inteligencia general artificial (AGI) o una IA fuerte. La AGI es un sistema de IA de nueva generación que puede entender el mundo y aprender y aplicar la inteligencia para la resolución de problemas de una forma tan amplia y flexible como puede hacerlo un humano. Una AGI sería capaz de aprender y razonar entre dominios con la capacidad de establecer conexiones en diferentes campos. Al igual que ASI, la verdadera AGI todavía no se ha desarrollado.

Existen tecnologías clave que deben seguir desarrollándose antes de que la ASI se convierta en una realidad. Aquí hay otros procesos que son los componentes básicos de la superinteligencia artificial. Estas disciplinas tendrían que evolucionar aún más antes de que la ASI pueda convertirse en una realidad.

 

Grandes modelos lingüísticos (LLM) y conjuntos de datos masivos

ASI requeriría acceso a conjuntos de datos masivos para aprender y desarrollar una comprensión del mundo; el procesamiento del lenguaje natural (NLP) en los LLM ayudará a ASI a entender el lenguaje natural y a conversar con los humanos.

IA multisensorial

Permitir que la ASI procese e interprete múltiples tipos de entradas de datos, como texto, imágenes, audio y video, para realizar tareas o tomar decisiones. Este enfoque contrasta con los sistemas unimodales de IA, que se especializan en procesar un solo tipo de datos, como texto o imágenes.

Redes neuronales

Básicamente, estas redes están formadas por programas de deep learning basados en el funcionamiento de las neuronas del cerebro humano. ASI necesitaría redes neuronales mucho más complejas, potentes y avanzadas que la generación actual.

Computación neuromórfica

Al igual que las redes neuronales se basan en las operaciones del cerebro humano, los ordenadores neuromórficos son sistemas de hardware inspirados en las estructuras neuronales y sinápticas del cerebro humano.

Computación evolutiva

Se trata de una forma de optimización algorítmica inspirada en la evolución biológica. Los algoritmos evolutivos resuelven problemas mejorando iterativamente una población de soluciones candidatas, imitando el proceso de selección natural.

Programación generada por IA

Se refiere al código, las aplicaciones y la programación generados por los sistemas de IA sin intervención humana.

Caminos hacia la superinteligencia artificial

Los avances en informática, potencia computacional y algoritmos son algunos de los factores clave que alimentan la especulación sobre la ASI. Sin embargo, no basta con tener potencia computacional bruta. Un camino potencial hacia el éxito radica en replicar el intrincado funcionamiento de la mente humana. A pesar de sus limitaciones, los cerebros humanos son increíblemente complejos y capaces de una creatividad, resolución de problemas y pensamiento crítico notables. La IA, si bien supera a los seres humanos en ciertas áreas, todavía tiene dificultades para igualar la capacidad humana de aprender y adaptarse a nuevas situaciones.

Los algoritmos de aprendizaje, inspirados en cómo aprende el cerebro humano, permiten a la IA mejorar su rendimiento a lo largo del tiempo. Este aprendizaje continuo es crucial para lograr una inteligencia a nivel humano, ya que facilita que la IA adquiera conocimientos y se adapte a nuevas situaciones sin necesidad de programación explícita.

Los chatbots y la IA generativa también sirven como precursores valiosos para la ASI. Estas tecnologías demuestran la creciente sofisticación de la IA para comprender y responder al lenguaje humano. Aunque no es sensible, esta capacidad de entender y responder al lenguaje humano de una manera natural es un elemento fundamental para conseguir una inteligencia a nivel humano.

En esencia, una ASI mejoraría a medida que se desarrolle y aprenda. Las invenciones generadas por IA podrían aportar innovaciones como nuevos fármacos, materiales y fuentes de energía. La integración perfecta permitiría además una interacción intuitiva con la IA a través del lenguaje natural hablado o incluso mediante comandos mentales, lo que requeriría avances en la interacción entre humanos y computadoras similares a una singularidad tecnológica.

Beneficios de la superinteligencia artificial

La tecnología necesaria para desarrollar una ASI transformaría el funcionamiento del mundo a un nivel fundamental, y hay quien dice que la ASI será el último invento de la humanidad. Las ventajas de este tipo de tecnología tienen implicaciones de ciencia ficción. En esencia, una ASI sería un superser inagotable e hiperinteligente. Una supercomputadora casi perfecta disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, con la capacidad de procesar y analizar cualquier cantidad de datos con una velocidad y precisión que aún no podemos comprender. 

Con tales capacidades, los agentes humanos podrían utilizar la ASI para tomar las mejores decisiones posibles y resolver los problemas más complejos a los que se enfrentan la sanidad, las finanzas, la investigación científica, la política y todos los sectores. Un pensamiento tan avanzado podría ser suficiente para resolver los rompecabezas médicos más persistentes para desarrollar medicamentos y tratamientos que salven vidas y desentrañar los misterios de la física para ayudar al objetivo de la humanidad de explorar las estrellas. Gracias a su capacidad para reducir significativamente los errores humanos, sobre todo en programación y gestión de riesgos, la ASI podría escribir y depurar programas y desplegar robots para realizar tareas físicas peligrosas como la desactivación de bombas o la exploración de las profundidades marinas.

Dado que la ASI puede funcionar continuamente, sería ideal para tareas como navegar de forma segura por redes de vehículos autónomos y ayudar en la exploración espacial. Además, la creatividad superior de la ASI y su capacidad para analizar grandes cantidades de datos podrían conducir a soluciones que los humanos ni siquiera pueden imaginar, lo que, con suerte, daría lugar a una mejor calidad de vida y quizás incluso a un aumento de la esperanza de vida.

Riesgos potenciales de la superinteligencia artificial

A pesar de los increíbles avances que promete la ASI, los científicos también advierten del peligro inherente a tal invento. Una de las principales preocupaciones es que la ASI pueda sobrepasar el control humano y adquirir conciencia de sí misma, lo que podría acarrear consecuencias imprevistas e incluso riesgos existenciales. Sus habilidades cognitivas superiores podrían permitirle manipular sistemas o incluso hacerse con el control de armas avanzadas.

Las preocupaciones a las que nos enfrentamos con el nivel actual de sofisticación de la IA pueden empeorar exponencialmente a medida que la automatización a través de la ASI conduzca a un desempleo generalizado, lo que puede provocar turbulencias económicas y sociales, agravando las desigualdades existentes y perturbando a sectores enteros.

En los dominios militar y de defensa, la ASI podría desarrollar armas potentes y autónomas, aumentando significativamente el potencial destructivo de la guerra. Además, los ciberdelincuentes podrían aprovechar las capacidades avanzadas de las ASI con fines nefastos como el control social, la recopilación de datos y la perpetuación de sesgos. Finalmente, una ASI también podría perseguir objetivos existencialmente perjudiciales para la humanidad que puedan parecer beneficiosos en la superficie, pero sin las intervenciones adecuadas, sus sistemas avanzados podrían no estar alineados con los valores humanos.

Programar la ASI con ética y moral humanas es complejo, ya que no existe un conjunto de códigos morales acordados universalmente; hacerlo podría provocar dilemas éticos y consecuencias potencialmente dañinas, sobre todo si la ASI empieza a funcionar fuera del control humano. Las amplias capacidades de la ASI podrían conducir a un comportamiento impredecible e incontrolable. Su capacidad para aprender y adaptarse rápidamente podría dificultar la anticipación de sus acciones y la prevención de posibles daños.

Será crucial establecer regulaciones y salvaguardas internacionales para evitar tales escenarios. A pesar de estos peligros potenciales, el desarrollo de la ASI también es muy prometedor para resolver problemas complejos y mejorar la vida humana. Abordar esta tecnología con precaución y responsabilidad es crucial, priorizando la seguridad y la ética de la IA durante todo el proceso de desarrollo e implementación.

Hacia la superinteligencia artificial en el mundo real

Dado que la ASI sigue siendo teórica, la ciencia ficción representa los mejores ejemplos de cómo podrían ser las máquinas superinteligentes, como los androides que hablan y razonan de Star Wars, los asistentes personales hiperinteligentes y con capacidad evolutiva de Her, y el ordenador HAL de 2001: Una odisea en el espacio, que puede controlar las funciones de toda una nave espacial.

Lo que sí tenemos hoy en día son sistemas de IA limitados, aplicaciones primitivas precursoras de la ASI que apuntan a un futuro en el que una sola ASI posea todas las capacidades de IA conocidas y mucho más. A continuación, se presentan algunos casos prácticos que sirven como “elementos básicos”.

IA conversacional: los asistentes personales como Amazon Alexa, Microsoft Cortana y Siri de Apple representan la vanguardia de la IA conversacional. Una ASI tendría que ser capaz de hablar el lenguaje humano con fluidez, de forma dinámica y con una comprensión completa de sus muchos matices.

Motores de recomendación: el machine learning utilizado en algoritmos de recomendación, como los que usa Netflix, contiene los algoritmos de análisis de datos y toma de decisiones que algún día podrían formar parte de una red neuronal ASI.

IA generativa: ChatGPT de Open AI utiliza un gran modelo lingüístico entrenado en un conjunto de datos masivo de texto y código, lo que le permite procesar y generar lenguaje humano con una fluidez y precisión notables. Su capacidad para comprender la complejidad de las oraciones escritas, entablar conversaciones y generar resultados creativos como poemas, guiones y música es crucial para lograr una inteligencia a nivel humano.

Coches autónomos: Tesla ha demostrado el potencial de los coches autónomos. Los coches autónomos utilizan una combinación de sensores, cámaras y potentes algoritmos de IA para navegar por las carreteras de forma autónoma. Las capacidades avanzadas de percepción y toma de decisiones desarrolladas para los coches autónomos son directamente relevantes para la ASI. La capacidad de procesar datos sensoriales complejos y tomar decisiones en tiempo real en entornos dinámicos es un aspecto crucial de la inteligencia general, un objetivo clave de la investigación en ASI.

Atención médica: la IA también está logrando avances significativos en la atención médica, ya que la inteligencia artificial ahora analiza imágenes y datos médicos para ayudar a los médicos a diagnosticar enfermedades. Empresas como IBM Watson Health y DeepMind Health están desarrollando sistemas con IA que pueden detectar cáncer, enfermedades cardíacas y otras afecciones con gran precisión. Estos avances en la IA médica están allanando el camino para el desarrollo de sistemas aún más sofisticados que algún día podrían diagnosticar y tratar enfermedades de forma autónoma. La capacidad de procesar e interpretar datos médicos complejos es esencial para lograr una experiencia médica a nivel humano o incluso sobrehumana, un área clave de interés en la investigación de ASI.

El impacto potencial de la ASI es inmenso, con capacidad para revolucionar varios aspectos de la vida humana. Sin embargo, es crucial abordar los desafíos éticos y sociales asociados a una IA poderosa. Los investigadores de IA, los informáticos, los gigantes tecnológicos y los gobiernos del mundo deben considerar cuidadosamente los posibles beneficios y riesgos de la ASI para garantizar que esta tecnología transformadora se utilice de forma responsable y ética en beneficio de la humanidad.

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