El compostaje es un proceso continuo; la descomposición completa de los materiales orgánicos en abono tarda meses. Los microorganismos se alimentan de los materiales añadidos a la pila de compost a lo largo del tiempo. Estos microorganismos utilizan el agua para digerir el material, el oxígeno para respirar y el carbono y el nitrógeno como alimento. Debe haber un equilibrio de estos cuatro ingredientes para que el proceso sea eficaz.
Idealmente, un contenedor de compost mantendría la proporción adecuada de materiales: dos o tres partes de material rico en carbono por una parte de material rico en nitrógeno. Los materiales ricos en carbono, conocidos como "verdes", son cosas como restos de frutas y verduras, trozos de hierba y posos de café. Los materiales ricos en nitrógeno, conocidos como "marrones", son trozos más pequeños de materia vegetal, como desechos de jardín, hojas secas, astillas de madera, ramitas y papel triturado.
Mientras tanto, el agua añade humedad y alimenta a los microorganismos. Una pila de compostaje bien alimentada mantiene un nivel de humedad alto y se siente como una esponja escurrida. Además, los compostadores utilizan la aireación para asegurarse de que los microorganismos reciban suficiente oxígeno. Le dan la vuelta a la pila, o la airean, una vez a la semana en verano, mientras que en invierno es suficiente hacerlo una vez cada tres o cuatro semanas.