La IA ya se utiliza para decidir si alguien debe conseguir un empleo. Si se les debe conceder un crédito o pueden optar a una vivienda. Está teniendo un impacto importante que altera la vida, por lo que es de vital importancia que manejemos la IA de manera responsable.
Sin embargo, esa gestión responsable es más fácil de decir que de hacer. Y Christina Montgomery, directora de privacidad y confianza de IBM, es alguien que se centra en mantener la IA como una fuerza positiva para el cambio.
“En IBM hemos creado un Consejo de Ética de la IA, que actualmente copresido, para afrontar este reto”, señala Montgomery. “Hemos articulado principios en torno a la IA: que debe ser transparente y explicable. Debe preservar la privacidad, ser segura, inclusiva y justa. Y aunque el consejo ha ayudado a incorporar estos principios a nuestra cultura, necesitamos algo más que fe para asegurarnos de que nos hacemos responsables de ellos como empresa".
Afortunadamente, IBM ya se había adaptado a una gran afluencia de regulaciones como ésta antes.
"Nuestro cumplimiento del RGPD [Reglamento General de Protección de Datos] es probablemente el análogo más cercano a lo que hemos tenido que lidiar con la IA", añade Lee Cox, vicepresidente de gobierno integrado, servicios e investigación dentro de la Oficina de Privacidad y Tecnología Responsable de IBM. “Antes, la forma en que gestionábamos los desafíos de cumplimiento relacionados con la protección de datos era más local: muchos de nuestros programas estaban regionalizados. Cumplieron su cometido, pero habríamos necesitado mucho trabajo para adaptarlos a las nuevas exigencias".
Y prosigue: "Pero con el RGPD y otras normativas sobre privacidad, necesitábamos empezar a coordinarnos a nivel mundial. Teníamos que adaptarnos rápidamente a medida que nos enfrentábamos a más normativas, más obligaciones, más complejidad, más sensibilidad sobre: '¿Qué está pasando con mis datos y cómo se están consumiendo?'".
Para gestionar esta supervisión global, IBM creó un Sistema de Gestión de Privacidad e IA (PIMS) para toda la empresa. Y en base a sus éxitos, Montgomery y su equipo sintieron que IBM podría aumentar esta herramienta para documentar y rastrear mejor el cumplimiento en todas sus operaciones de IA también.
Al igual que con la privacidad, la IA había sido testigo de una avalancha de nuevas regulaciones, tanto a nivel nacional como regional, en los años anteriores. Del mismo modo, varias alianzas y asociaciones mundiales también han elaborado directrices destinadas a ayudar a que la IA se comporte de forma ética y responsable. Pero cumplir esta creciente lista de expectativas puede ser difícil a escala.
"Somos una gran empresa", añade Montgomery. "Operamos en más de 170 países de todo el mundo. Contamos con más de 400 entidades legales distintas que hacen negocios con 13 000 proveedores y 150 000 business partners. Con este tamaño, puede ser difícil desde el punto de vista del gobierno conseguir que nuestros más de 250 000 empleados estén en la misma página".