Están en los coches que conducen, los electrodomésticos de sus cocinas y los dispositivos que utilizan para conectarse con el mundo. Tal vez el impacto más destacado de los plásticos, y la categoría de uso más grande de todo el mundo, ha estado en el embalaje. Las numerosas propiedades beneficiosas del plástico; entre ellas su ligereza, durabilidad y versatilidad en general; lo han convertido en la elección de facto para los productos envasados en todo el mundo.

Pero a pesar de todas sus ventajas económicas y funcionales, el crecimiento constante de los envases de plástico también ha provocado un enorme aumento del volumen de residuos, especialmente entre los envases de "un solo uso", como botellas y bolsas de plástico. En pocas palabras, los residuos plásticos tienen un problema de contención. Cada año, millones de toneladas de plástico esquivan las instalaciones de reciclaje y se filtran al medio ambiente, terminando en vertederos o en los océanos del mundo, donde puede permanecer durante décadas.

Tras reconocer la gravedad del problema de los residuos plásticos, los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las empresas están proponiendo planes diversos e innovadores para mitigarlo. En 2019, un grupo diverso de actores importantes en la cadena de valor de los plásticos, incluidas las empresas que fabrican, usan, venden, procesan, recolectan y reciclan plásticos, unieron fuerzas para formar la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos. Con más de 65 organizaciones adheridas, la lista mundial de miembros de la Alianza ha invertido más de 1000 millones de dólares en proyectos destinados a detener el flujo de plásticos al medio ambiente y mitigar los daños ya causados.

Era principios del verano de 2020 y Nicholas Kolesch, recién contratado como vicepresidente de proyectos de la Alianza, acababa de llegar a Singapur, donde tiene su sede la organización. Aquel soleado fin de semana, Nicholas había llevado a su familia a la costa para ver algunos de sus famosos bosques de manglares. Incluso aquí, en una ciudad-estado igualmente famosa por su limpieza y orden, los desechos plásticos se aferraban a los manglares, cuyas raíces nudosas los convertían, en palabras de Nicholas, en la "trampa perfecta" para el plástico. "Fue triste ver un lugar tan hermoso literalmente ahogado por residuos plásticos", dice. "Sabíamos que venía del mar y sabíamos que venía de un lugar donde no existe un sistema municipal de residuos sólido".

En su breve anécdota, Nicholas capta eficazmente cómo diversas "fugas" en la cadena de valor de los plásticos; un ecosistema que abarca desde la extracción de materias primas hasta el consumo de plásticos y el final de su vida útil; han convertido los residuos plásticos en un problema mundial. ¿Ese plástico que vio? Lo más probable es que, al igual que la mayoría de los residuos oceánicos del mundo, se haya originado en un río importante, a decenas, cientos o incluso miles de kilómetros de distancia, en una ciudad "caliente" donde las instalaciones de gestión de residuos plásticos son inexistentes o incapaces de hacer frente a los volúmenes de residuos locales.

Si bien el conocimiento del alcance del problema es un buen punto de partida, ¿cómo es tomar medidas para resolverlo? Gran parte se reduce a invertir: en infraestructura física como instalaciones de reciclaje, en tecnologías innovadoras, en esfuerzos de limpieza y en programas educativos, por mencionar algunos. Para las diversas partes interesadas de la industria del plástico de todo el mundo que desean tomar medidas colectivas y coordinadas, los datos son fundamentales para guiar sus esfuerzos. Se enfrentan a preguntas generales, como dónde están las mayores filtraciones en la cadena de valor de los plásticos en todo el mundo y por qué.

Sin embargo, también necesitan examinar los detalles básicos a nivel local para probar la viabilidad de los proyectos y determinar, por ejemplo, el tamaño, alcance y ubicación ideales de una instalación. El tipo de información necesaria para realizar estos análisis; desde los volúmenes de residuos plásticos existentes y las instalaciones de tratamiento de residuos sólidos hasta las actitudes y pautas de comportamiento locales; es difícil de encontrar, y aún más difícil es conseguir un amplio consenso de acuerdo. Es una condición a la que Nicholas y sus colegas de la Alianza se refieren como "la brecha de datos".

"Hay literalmente miles de fuentes de datos en todo el mundo relacionadas con la cadena de valor de los plásticos y ese número crece constantemente con cada nuevo estudio publicado", explica Nicholas. "Pero también hay una falta de coherencia entre los conjuntos de datos y las metodologías de recopilación de datos, cosas como cómo se definen los residuos plásticos y cómo se mide el consumo. Esto significa que las decisiones de inversión a gran escala, como dónde construir una planta de reciclaje para mitigar las fugas de plástico, se basan en la información disponible selectivamente con diferentes líneas de partida".

No es un tema trivial. Como todas las inversiones, invertir en infraestructura verde implica tanto riesgo como rentabilidad. Antes de comprometer capital para un proyecto, las partes interesadas necesitan información completa y fiable. Completa significa que hay datos suficientes para tomar decisiones. Fiable significa que la fuente (la procedencia) de los datos y cualquier suposición o advertencia relacionada, es clara y rastreable. La falta de cualquiera de estos dos puntos frena la toma de decisiones y, por lo tanto, representa un obstáculo directo para la acción.

Dentro de la amplia comunidad mundial del plástico, la Alianza define su papel como facilitadora de la acción. En esa capacidad, la organización convoca a sus miembros para tomar decisiones colaborativas. E igual de importante, proporciona las herramientas para hacer que la colaboración sea más eficiente y fructífera. A finales de 2020, la Alianza decidió tomar medidas para cerrar la brecha de datos.

No salió de la nada. En los meses anteriores, los líderes y los miembros clave de la Alianza mantuvieron una serie de debates conceptuales sobre la creación de una especie de centro para reunir datos: una plataforma de información global. Para garantizar la calidad y la coherencia de los datos, previeron un sistema de filtrado que proporcionara controles rigurosos sobre las fuentes de datos que se incorporaban al sistema. Además incorporarían el análisis para amplificar el valor de los datos para las partes interesadas.

En el transcurso de una reunión de alto nivel, el director ejecutivo (CEO) de Dow Chemical, uno de los principales miembros fundadores de la Alianza, planteó el tema a la entonces directora ejecutiva de IBM, Ginni Rometty. En poco tiempo, Nicholas y otros líderes de la Alianza participaron en sesiones de lluvia de ideas con IBM Garage , un marco para la transformación que combina personas, procesos y tecnología. El equipo con sede en Singapur fue dirigido por Praveen Hariharan, un socio de IBM Consulting centrado en cuestiones de sostenibilidad. “Cuando entramos en escena, les dijimos que podíamos reunir un equipo y armar un prototipo funcional, algo que pudieran tocar y sentir, en unas pocas semanas”, dice Praveen. "Querían un comienzo rápido, por lo que seguimos la metodología IBM Garage y lo convertimos en un MVP [producto mínimo viable]".

Como explica Praveen, IBM y la Alianza siguieron un enfoque iterativo, desde la etapa de ideación hasta la construcción y escalabilidad. "Al aprovechar la metodología IBM Garage; incluso en un entorno de trabajo completamente remoto, repartido en cinco regiones; pudimos aunar un conjunto de prácticas abiertas y sin fisuras con un enfoque centrado en el ser humano y en los resultados", afirma. "Aplicando el design thinking, el desarrollo ágil y las herramientas y técnicas DevOps, todo el trabajo se ejecutó aprovechando las nuevas formas de trabajar."

Para Jacob Duer, presidente y CEO de la Alianza, el proyecto PRISM encaja en la amplia misión de la Alianza de crear la infraestructura necesaria para que haya una "economía circular" para el plástico. "Desde 2019, hemos estado canalizando proyectos en varias etapas de implementación en diferentes partes del mundo", dice Jacob. "Proyecto a proyecto, nuestras inversiones en innovación e infraestructura nos están acercando a la circularidad del plástico".

Jacob señala que el Proyecto STOP demuestra cómo las soluciones locales, siguiendo un modelo escalable y autosostenible, pueden ayudar a abordar el problema global de la proliferación de desechos plásticos. "Al invertir en la recogida y el tratamiento de residuos, estamos reduciendo el riesgo de fuga de residuos plásticos al medio ambiente, al tiempo que ponemos material a disposición del reciclado para ayudarnos a pasar de un modelo lineal de hacer-usar-desechar, a uno circular", dice Jacob. "Al ayudarles a cerrar la brecha de datos, PRISM acerca esta visión un poco más".

Con sede en Singapur, la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos es una organización no gubernamental y sin fines de lucro fundada y financiada por la industria, cuyo objetivo es promover soluciones que reduzcan y eviten la contaminación ambiental causada por los desechos plásticos, especialmente en los océanos. Entre sus miembros fundadores se encuentran BASF, Chevron Phillips Chemical, Dow Chemical, ExxonMobil, Mitsubishi Chemical Holdings, Proctor & Gamble y Shell. La Alianza anunció sus planes de invertir 1500 millones de dólares antes de 2024 para reducir la contaminación plástica y aumentar los esfuerzos de reciclaje. En septiembre de 2020, el grupo informó de haber gastado 400 millones de dólares en proyectos en el sudeste asiático, África y la India.