Blockchain contra vacas piratas

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Así las cosas, lo que inició como un comentario casual se convirtió en una petición formal. Al final de mi artículo pasado comentaba acerca del blockchain de las vacas a manera de broma. Quién diría que en algunos foros de blockchain a los que me han invitado, me preguntarían si en verdad esto era viable y bueno, heme aquí, analizando la posible utilización de la tecnología para combatir la piratería: hablemos de vacas pirata o de productos lácteos pirata.

Es curioso como de tanto que está ahí, la piratería ya ha pasado a ser ruido de fondo en el quehacer cotidiano. Desde el puesto ambulante que vende películas hasta el vendedor que sube con su bocina al metro ofreciendo la colección completa de los éxitos de algún artista en 20 pesos. Incluso, la policía parecería ver a estos piratas como una forma de crimen “sin víctimas” y tan solo se limitan a hacer unas cuantas redadas mediáticas en algún barrio bravo en donde decomisan millares de discos que aparecerán de nuevo en las calles unas cuantas horas después.

Y sin embargo la piratería dista de ser un crimen sin víctimas y que nos pone en riesgo a todos. El gran dilema es que sus formas riesgosas se ocultan de nuestros ojos. Tanto, que siguiendo el viejo adagio de “ojos que no ven”, rara vez nos alertan del grave peligro que enfrentamos día a día. Veamos por ejemplo a China, país reconocido a nivel mundial por sufrir de una industria de piratería tan grande que derivó en su propia cultura y hasta su propio vocablo: Shanzhai (山寨) que tiene su origen en el nombre que recibían las fortalezas de montaña en donde vivían los asaltantes de caminos.

Hasta hace pocos años, en China era común encontrar copias de todo tipo de artículos, desde películas y ropa hasta automóviles de marca y cafeterías con nombres como Sunbucks, Buckstarr y Starfucks. Y por supuesto que en esta milenaria tierra podíamos encontrar también leche pirata.

En 2008 se desató un gran escándalo cuando se detectó que circulaba en el mercado chino leche en polvo con altos contenidos de plástico y melanina. Estas sustancias tóxicas habían sido agregadas a la leche para incrementar su peso, simular contenido proteínico y generar mayores utilidades. El resultado final de esta práctica fueron 300 mil víctimas, incluyendo 54 mil menores de los cuales 6 murieron debido a problemas renales.

¿Cómo ayudaría blockchain a evitar estos escenarios? En primer lugar podríamos rastrear cada paso dentro de la cadena de producción para monitorear, analizar y detectar desviaciones que indicaran un posible fraude en alguno de los puntos. Esto es, tendríamos trazabilidad y certeza absoluta de la ubre al vaso. Blockchain no sólo serviría para combatir fraude en la cadena de producción, sino que podría utilizarse -por ejemplo- para atender incidentes inesperados, tales como la detección de E. Colli en un punto y poder determinar de forma instantánea en dónde está y de dónde vino ese producto contaminado, incrementando con ello la seguridad del consumidor y disminuyendo el costo de atención a incidentes.

Pensemos ahora mas allá de los adorables bovinos que nos trajeron a este artículo. Recientemente leí un artículo en la revista Scientific American en donde se mencionaba que uno de cada diez fármacos vendidos en el mundo el día de hoy es falso o de una calidad inferior a la vendida. Apalancando el poder del blockchain, como consumidores podríamos tomar una fotografía del empaque y estar seguros de que esa medicina es real y que fue elaborada de acuerdo con estándares sanitarios adecuados.

Las aplicaciones son infinitas y la imaginación nos lleva cada día a distintos desafíos que podríamos enfrentar aplicando tecnología. Los invito a comentar o seguirme en mi cuenta de Twitter: @cloudbalta.