El Internet de las Vacas

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De repente -solo de repente- me sorprenden los proyectos extraños en los que acabo involucrado. Digamos que sufro de una compulsión personal: no puedo quedarme callado cuando escucho un problema que necesita solución y así acabo envuelto en algunas de las aplicaciones más sui generis de las tecnologías de la información.

En este caso particular, el dilema comenzó cuando uno de nuestros vendedores llegó con cara de franca confusión a la oficina: “Estuve con un cliente que me dijo que no quería escuchar nada sobre tecnología, servidores o cosas así, que él solo nos recibiría si nosotros podíamos contestarle una pregunta: ‘¿Por qué algunas de mis vacas no dan leche?'”, me detalló.

Admito que tuve que contener la risa por unos segundos y, sin embargo, al mismo tiempo comencé a darle vueltas al problema de inmediato. Luego de estudiar detenidamente el tema, creo que he llegado a una posible solución. Sin embargo, ahora los que tendrán que contener la risa son ustedes. La solución se centraría en el Internet de las Vacas.

Vayamos al inicio de todo. Al ser un proceso biológico, la producción de lácteos tiene una relación directa con los ciclos orgánicos de la vaca: su salud, su alimentación y sus niveles de actividad. Por lo tanto, me puse a investigar qué impactos tienen diversos factores y qué dificultades tendríamos para medirlos, controlarlos o reaccionar ante ellos. Me di cuenta con esto que el medir a una vaca era un problema muy distinto que el intentar medir decenas, cientos, miles o millones de vacas.

De forma directa pude ver que existen tres factores clave: la salud general de la vaca, la cantidad y calidad de su alimentación y la temperatura ambiental, esto caminando sobre la siguiente racional: una vaca enferma produce menos, una vaca mal alimentada produce menos y una vaca acalorada (estrés de calor) produce menos. Por otra parte, cualquier mecanismo para medir esos factores debería funcionar a escala y a distancia, pues definitivamente no me veía persiguiendo a una vaca con un termómetro.

De todos los elementos, medir el clima resulta la parte mas sencilla. Podemos incluir el clima actual y la predicción de las condiciones climáticas mediante un API en la nube de IBM; un par de clicks y ya está. La salud general de la vaca resulta no ser tan difícil, podemos poner un sensor de actividad en la pata del animal. Sí, las vacas también usan sensores de actividad como ese que compraste en enero para combatir los efectos de las fiestas decembrinas.

Existe bastante literatura que correlaciona los niveles de actividad del ganado con su salud, incluso hay patrones para determinar mediante la actividad física en qué etapa de su actividad reproductiva se encuentra. Toda esta data puede ser recolectada de forma inalámbrica utilizando las capacidades del Internet de las Cosas de WatsonIoT y alimentando un modelo de Big Data.

La alimentación finalmente consistiría en una combinación de sensores. Por una parte, podríamos usar sensores de peso en cada comedero y bebedero, además de un sensor que registre la proximidad del sensor de actividad de la vaca para identificar animales individuales. Esta identificación de la vaca en conjunto con las diferencias de peso en alimento y en agua, nos darían un indicador de la alimentación de cada animal. Estos datos asimismo serían recopilados por WatsonIoT y analizados en el modelo de Big Data.

Pensando más allá podríamos registrar en nuestro modelo de correlación las mezclas y análisis de calidad de los forrajes, la producción individualizada de leche de cada animal y los resultados de análisis de calidad de la leche para poder revisarlos en Watson Analytics y encontrar patrones nuevos de relación entre todos estos elementos.

Y bueno, ahora el siguiente paso consistirá en explicarle a nuestro cliente el concepto del Internet de las Vacas y esperar que no se ría mucho. El tema adicional del Blockchain de las Vacas, para dar trazabilidad de los lácteos de la granja al consumidor, lo guardaré para después, no sea que le de por reír demasiado.