Cómo conseguí ser finalista del concurso IBM Mainframe World Championship

By 26/08/2014

Aaron Call, Ingeniero en el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación

Aaron Call, Ingeniero en el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación


Por Aaron Call

Todo empezó en septiembre de 2012. Mi facultad publicó un anuncio en el que se abría el plazo de inscripciones para un concurso gratuito y online llamado Master the Mainframe. Era la primera vez que oía hablar de los mainframes y, como siempre quiero aprender cosas, me inscribí para conocer lo que era. Más tarde descubrí que era un concurso que se hacía en distintos países en todo el mundo.

En las primeras dos fases del concurso se impartían conocimientos generales del entorno del z/OS, el sistema operativo de los mainframe IBM (aunque también hay otros). En la última, se requería aplicar todos esos conocimientos para instalar una sencilla aplicación web y verla en funcionamiento desde el navegador.

La última pregunta de la última fase “¿Por qué es importante que los servidores permitan que sigan funcionando las aplicaciones antiguas?” era probablemente la más importante. Es la clave para entender las necesidades de las grandes empresas que prestan servicio a millones de clientes en todo el mundo, y también lo que aprendimos más en profundidad en el concurso. Y debo admitir que no la supe responder muy bien: entendía parte del problema, y quizás por eso terminé cuarto, pero no ha sido hasta recientemente cuando he entendido el problema en su conjunto y puedo responder a la pregunta en su totalidad.

Al cabo de un año de ese concurso, hacia febrero de 2014, me preguntaron si estaba interesado en participar en la edición mundial del mismo. Yo pensé que sería igual que la regional, pero más avanzada. Es decir, por internet, un poco de tiempo y más conocimientos. Así que me dije “¿por qué no?”. Mi sorpresa fue cuando me comunicaron que me pagaban un viaje a Nueva York para participar con 42 concursantes más de todo el mundo, y más tarde supe que además incluía una visita guiada por la “System Z plant” de IBM en Poughkeepsie, la fábrica de mainframes de IBM.

En marzo empezó el concurso, durante el cual técnicos de IBM nos dieron conocimientos más avanzados de los mainframes y de los pilares fundamentales de la arquitectura de aplicaciones capaces de prestar servicio a millones de usuarios concurrentemente. Uno de ellos, excelente profesor con muchísimos años de experiencia en el mundo de los mainframes, en una charla informal nos comentó que incluso le llegaron a echar de una empresa porque sabía demasiado de todos los ámbitos de los sistemas, y que por eso ¡era peligroso! Esas conferencias junto con la visita guiada por la ciudad IBM en Poughkeepsie me ayudaron a entender en conjunto el mundo de los mainframes y por qué siguen siendo tan cruciales después de los años (¡en 2014 se cumple el 50 aniversario de su creación, nada menos!).

A la vez que aprendíamos, debíamos ir desarrollando nuestra propia aplicación capaz de hacer depósitos y extracciones bancarias, con la base de datos alojada en un mainframe (un System zEC12, el más reciente de IBM). De modo que nos fuimos a Nueva York a presentar la aplicación, cómo la habíamos hecho y de qué particularidades la habíamos dotado nosotros para diferenciarnos de los demás concursantes. Primero hubo una fase eliminatoria, tras la cual solo seis de nosotros tuvimos la inmensa suerte de pasar a la ronda final y presentar nuestro trabajo ante un panel de jueces, personas procedentes de diversas universidades y empresas (MetLife Insurance, VISA, First Citizens Bank, Syracuse University, Lake Brantley High School y BlueCross BlueShield of SC) con amplios conocimientos del sector que evaluaron nuestros trabajos. Finalmente, quedé orgullosamente en 6º lugar, pero una vez en Nueva York la verdad es que nada de eso importaba ya.

Lo verdaderamente apasionante fue conocer a tantísima gente de tantos lugares del mundo y labrar grandes amistades. Sin duda, una experiencia que ha cambiado mi vida y mi forma de ver las cosas. Y por eso ya estoy deseoso de que llegue el invierno, porque veré a unos cuantos de esos nuevos amigos otra vez.

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