Digital Reinvention

UX o Cómo aprender a montar en bici

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El mundo realmente ha cambiado. La educación se ha vuelto menos sobre la transferencia de información o conocimiento basado en “hechos” y mucho más sobre explorar y construir el futuro junto con los estudiantes en tiempos en que la generación actual pasa de Y a Z en lo que tarda un parpadeo.

Enseñar es el propósito final, pero es necesario motivar para lograr que se asimilen ideas y conceptos, no pura materia para aprender de memoria o por obligación. Caso contrario, el desgano solo hará las cosas aún peor.

Algo que aprendimos investigando el mercado y compartiendo un taller de Experiencia de Usuario (UX) y Team Building en Colombia es que las expectativas de los estudiantes son diferentes. Lo interesante es que estas nuevas expectativas parecen converger entre diferentes culturas, así empezamos a ver el surgimiento de una “cultura digital global”.

Siendo francos, aún hay diferencias entre estudiantes de distintos países – incluso dentro de cada país -, sin embargo, las nuevas generaciones parecen tener un conjunto de expectativas y demandas muy similares cuando se trata de educación, independientemente de dónde provengan y el grado en el que se encuentran, concluyendo que la generación es más una «mentalidad» que una edad en particular.

Como nuestros usuarios, ya habíamos descubierto el papel del estudiante en esta relación, pero fue hasta que un maestro se acercó a uno de nosotros y dijo «no nos gusta hablar de nuestros estudiantes como un elemento más del aula o seres sin luz, ellos son seres llenos de luz». Fue ahí cuando comprendimos lo increíblemente personal de estos aprendizajes y ganas de mejorar de los maestros y su punto de vista para con sus estudiantes. No hay nada más valioso que nos hayamos podido llevar, seguido de cerca por aprender a llevar un paraguas a la mano – lección aprendida -.

Estar rodeado por personas que tienen un increíble deseo de entender y emplear en su día a día lo que les estábamos compartiendo, incluso cuando aún no lo terminábamos de hacer. Ese «deseo de aprender» es el que los acercó cada vez más a ser un estudiante nuevamente y que ellos disfruten y hagan propio lo que decíamos era nuestro gran reto.

Y es que parece obvio pero no lo es tanto. No se trata solo de la pertinencia y calidad de la materia a enseñar. Antes hay que educar en el arte de aprender y captar el interés del estudiante. Para motivar se requiere personalizar la enseñanza extendiendo la comprensión de la problemática del estudiante fuera de la escuela. Lo importante es lograr que aprendan y para ello deben sentirse a gusto, lo que a su vez requiere tocar fibras emocionales.

Vayamos por un momento a la traumática pero muy eficiente técnica para aprender a montar una bicicleta. Sin duda la gran mayoría hemos pasado por el proceso en el que alguien inicia guiándonos y todo parece realmente sencillo mientras pensamos que no era tan malo como todos decían. Lo mismo sucede cuando empezamos a aprender algo nuevo que exige sólo nuestro más mínimo esfuerzo.

Todo va bien hasta que te dejan de sujetar. Mantener el equilibrio se vuelve cada vez más difícil  y cuando sentimos que lo estamos empezando a dominar llega el momento más terrible en el que perdemos el equilibrio o nos chocamos contra algo – o alguien – terminando con dolores en lugares donde no sabíamos que se podía sentir dolor. En caso hayas sobrevivido a todo eso, lo más probable es que con un poco más de práctica hayas aprendido a manejar bicicleta pero, ¿era necesario que el proceso sea tan duro?. Si nuestra clásica bici hubiera tenido ruedas de apoyo o algo más que nos ayude con el equilibrio o quizá un freno automático cuando estás próximo a estrellarte y perder algo más que la dignidad, nuestra travesía quizá hubiera sido mucho menos traumática y con mejores resultados al no tener que aplicar la ley de «hay que caer para aprender», de eso se trata una buena experiencia de usuario.

La era digital no se trata sólo del surgimiento de tecnologías nuevas y, a veces, disruptivas. Se trata principalmente de una nueva forma de vivir, trabajar y, por supuesto, aprender.

¿Y por qué no aprender juntos?

Llegamos a acciones indispensables en el arte de enseñar sin dejar de aprender en el proceso. Empecemos desafiándolos y permitiéndoles desafiarnos, eso creará una increíble dinámica en un contexto en el que los modelos tradicionales ya no están del todo disponibles y, al igual que el mundo digital, deben innovar constantemente. Teniendo la libertad y responsabilidad para completar esa tarea, podrán crear soluciones sorprendentemente creativas.

Los estudiantes ahora exigen esta combinación de inspiración, libertad y responsabilidad. Esta generación se apaga rápidamente si no se sienten comprometidos y queda claro que se necesita una forma de enseñanza más abierta y salirnos del formato cuando sea necesario.

Apliquemos, innovemos y dejémonos innovar… quién sabe, quizá así aprender a manejar una bici se vuelva más fácil.

Autor: Jesus Centeno Luyo – Consultor de Digital en IBM Services

 

 

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